La vida en la red o el pretérito perfecto simple

A lo largo de estos años como internauta, me han sucedido cosas, que pueden considerarse propias de la vida cotidiana, en este tiempo:

Perdí algunos amigos.
Gané muchos más.
Discutí furibunda y acaloradamente sobre política.
Asistí al nacimiento de niños.
Supe de la muerte de seres queridos.
Fui víctima de bromas suplantando identidades.
Escuché llorar de desesperación a través de la red.
Sentí el placer de mirar sin ser visto.
Disfruté del placer de ser mirado.
Presencié la autopsia de una mujer bellísima.
Vi ejecuciones reales de niñas por amar a un chico.
Investigué perfiles y nombres de la red.
Me indigné con algunos blogueros.
Viví cómo algunos amigos han sufrido accidentes y rehabilitaciones.
Conocí a gente que jamás creí pudiera conocer, algunas a miles de kilómetros de donde vivo.
Me invadió la rabia cuando vi a un niño moribundo junto a un buitre hambriento.
Lloré con algunas historias que leí.
Conocí divorcios e infidelidades.
Me atacó el odio cuando, contemplé el sufrimiento animal.
Pensé que era insignificante cuando desde el espacio comprobé qué pequeño es mi planeta.
Me enamoré, alguna vez, demasiado.
Comprobé que el orgullo es un gran defecto.
Entendí que las personas necesitan ser escuchadas.
Encontré valiosos tesoros.
Leí las últimas palabras de un suicida en un chat.
Hice el amor con las palabras.
Contemplé imágenes increíbles imaginadas por otros.
Sacié mi curiosidad en muchos aspectos.
Escribí mil versos de amor.
Odié como nunca creí que podría hacerlo.
Sufrí como sólo el desamor te hace sufrir.
Anduve por los lados oscuros de la red.
Amé con fuerza y decisión.
Pero en todo este tiempo,
viví, sólo eso,
viví.

Pasaron muchas más cosas, pero hablaré de ellas otro día, tal vez, algún día comience una entrada recordando ésta. Escribí sobre el pretérito podría ser el inicio de esa entrada futura ...