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10 de septiembre de 2009

1 de junio de 2009

Oído Absoluto

Esta entrada va dedica a mi padre y su pasión por la música.

Hace algunos años cuando por circunstancias de la vida me encontraba en Aracena (Huelva) necesitaba encontrar una cuerda de violonchelo, y en esta localidad hay una tradición musical insospechada y de antiguo y por tanto hay varias tiendas de música, pues como decía buscaba una cuerda para el chelo cuando entré en una tienda a pedir la cuerda...

La dependienta que por el acento rápidamente descubrí que era inglesa o irlandesa, me atendió afectuosa y cálidamente contándome y preguntándome sobre el chelo que tenía y demás... cuando dos personas a las que les gusta la música se encuentran ocurre igual que cuando dos aficionados al fútbol se encuentran o cuando dos amantes de los toros hablan sobre joselito o morante o cuando dos aficionados a la informática hablan de fedora o slax, el caso es que después de una larga charla la chica me dijo que tenía oído absoluto... ¿Cómo oído absoluto?, Si. Oído absoluto quiere decir , me comentó, que cualquier sonido que escucho lo sitúo en la escala pertinente... puse cara de ¿ehhhhhh? así si voy contigo al banco y tocas las teclas del cajero sabré cuales has tocado, DO MI SOL FA... si suena un timbre te diré en qué tono suena el /RE/ y si un claxon de coche te molesta también sabré en qué tono se encuentra el molesto ruido... sorprendido le conté que me explicase cómo había logrado aprender eso, y obviamente, me contestó que no se aprende se nace con ello, y uno lo desarrolla, para un neófito en música como yo aquello era lo más maravilloso que uno podía conocer, todos los sonidos del mundo que te rodean situados en los difíciles pentágramas que yo había tenido que aprender a interpretar... Con el tiempo supe que no son todo ventajas para los que tienen oído absoluto y que en ocasiones puede convertirse en una atadura a la hora de interpretar melodías y en una obsesión a la hora de obligatoriamente no escuchar un pi, pi , pi, pi cuando un teléfono comunica sino un fa, fa, fa, fa...

Para escucharlo todo

8 de mayo de 2009

Regajo

En el mes de marzo, con los primeros soles de la primavera salimos al campo a recoger una planta silvestre para hacer ensalada.

Me comí después de mucho tiempo una ensalada de regajo, maruja, buruja o pamplina que también se llama así, ¿Y qué es el regajo? pues una planta acuática que la podemos encontrar en los arroyuelos, tiene una hoja carnosa, pequeña, fina al paladar que mi madre aliñaba con vinagre, sal aceite y mucho agua se convierte en un recuerdo de la infancia...

De pequeño me decían que donde nacía el regajo se podía beber agua, puesto que sólo nace en los arroyos que tienen corriente, y eso suponía que no había agua estancada y que el agua estaba limpia y sin contaminación...

Aquí tienes una receta donde la utiliza cabriola

25 de septiembre de 2008

El tesoro eterno

Mi madre pasó su infancia en un chozo, y desde ese origen humilde amasó un tesoro, un tesoro inmenso que no tiene precio y que nadie puede igualarlo.

Tiene un corazón que brilla como ninguno, está lleno de kilates y kilates de amor, y lo lleva siempre consigo, allí donde va reparte de su tesoro con quienes se cruza, todos los que la conocen aprecian el regalo que les da, sin condiciones y sin intereses, lo ofrece desde que se levanta hasta que, rendida, se duerme pensando en cómo repartir su tesoro.

Hace ricos a quienes ama, hace ricos a quienes se cruzan con ella, y los hace ricos para siempre, los hace ricos de espíritu los enriquece para siempre, y sabe que nadie prodrá nunca robar las riquezas que ella ofrece, por que son riquezas eternas. Nada tangible por lo inconmesurable de aquello que da.

Es un ser excepcional.

5 de febrero de 2008

A mi MADRE y a mi PADRE

Siempre quise dedicarles una entrada a mis padres, siempre quise y nunca lo hice, hasta ahora, para qué y por qué hacerlo...pues son demasiadas las razones en primer lugar por que a su edad aún me siguen enseñando cómo vivir algunas situaciones vitales, a mi edad creí que ya nada podrían enseñarme y sin embargo acabo de descubrir que sólo la experiencia puede darte algunas respuestas.

Tengo más estudios de los que ellos hubieran imaginado que existían, he conocido más paises que ellos dos juntos, he conocido a más gente que ellos dos, he vivido y sentido más experiencias que ellos dos, he probado más sensaciones que ellos dos, he hecho en definitiva mil cosas más que ellos dos, pero hay algo en lo que no les puedo igualar de momento, me superan en su día a día como padres entregados, como padres que quieren a un hijo.

Ellos dicen que son ricos por tener unos hijos como nosotros, pero realmente los inmensamente afortunados somos nosotros, sus hijos, ellos, mi papá y mi mamá, tienen:

La paciencia de la edad,
La sabiduría del día a día enfrentarse con la vida,
La virtud de escuchar a sus hijos,
El don de saber perdonar mis errores,
El consejo adecuado en cada momento,
La proeza de seguir juntos después de tanto tiempo,
Los principios que más valoro en la vida,
La capacidad de darme cariño,
El orgullo de haberme hecho hombre,
El incondicional apoyo hacía sus hijos,
La bondad de unos abuelos,
El respeto hacía mis creencias,
La dicha de ser felices cuando me ven feliz a mi y a los suyos,
La intuición necesaria para saber cuando los necesito,
La pureza de sus sentimientos hacía mi,
La palabra justa para calmar los ánimos cuando hay una discusión,
La sinceridad que me hace bien,
La mirada de amor más bonita que uno pueda sentir,
La caricia más tierna que puedo experimentar,
El silencio más hermoso que puedo escuchar,
La sonrisa siempre en sus labios cuando me ven después de un tiempo,
El interés por aquello que me interesa a mi,
La fuerza de su corazón para ayudarme,
La belleza en sus rostros ahora ya marcados por el tiempo de dedicación a sus hijos.
El poder de sanar mi espíritu y mi cuerpo,
Las manos que hicieron todo por mi cuando yo no podía,


Ellos me durmieron, me dieron alimento, me protegieron, me cuidaron, me dieron su tiempo y la mitad de sus vidas en el momento en que nací, todo me lo entregaron a mi, a su hijo, me lo dieron todo y aún siguen dándomelo, a cambio no me piden nada, sólo amor, el amor que un padre y una madre pueden recibir de su hijo es lo más grande que uno puede esperar cuando envejece, ellos son mis padres, las personas que han marcado y marcarán mi vida siempre, desde que nací hasta el final, no habrá días para agradecerles su esfuerzo desinteresado, sólo quieren que yo sea feliz, que seamos felices, desde aquí os digo que ellos tienen el amor incondiconal de sus hijos.

Ellos son mis padres, son los mejores del mundo, aunque entiendo que los tuyos sean los mejores del mundo, para ti.

Mamá, Papá, os quiero.