Hace muchos años que leí esta historia no recuerdo ni en qué libro la leí ni quien la escribió, pero que marcó mi vida, todos estos años, al menos veinte, la he recordado…
Un padre le preguntó un día a su hijo que cuantos amigos tenía, el hijo que era altivo y joven y lanzado le

contestó que al menos veinte, eso, sin contar con los amigos que no viven en el pueblo que vienen de fuera, si cuento esos diría que tengo unos treinta y cuatro amigos… El padre sorprendido le preguntó que cómo era posible que tuviera tantos amigos siendo tan joven, - hijo, mío tengo cincuenta y seis años y a mi edad solo puedo decir que tengo un amigo y medio, así que me sorprende que me digas que tienes tantos amigos, siendo tan joven, me alegro por ti hijo… pero me gustaría que probásemos los buenos amigos que tienes… el hijo le contestó, está bien… probemos a mis amigos.
El padre ideó el siguiente plan, le dijo a su hijo, vamos a matar un cerdo y meterlo en un saco, cuando llegue la noche vas a ir a casa de tus amigos y les dirás que has matado a un hombre y necesitas ayuda para enterrar el cadáver a ver qué sucede. El hijo estuvo de acuerdo con la idea y así lo hicieron.
A la una de la madrugada sonó la puerta del primero de los amigos del joven, su “amigo” asustado salió dormido y le preguntó de mala gana qué ocurre

cómo me despiertas a estas horas, qué ha pasado… el joven le contó la historia del cadáver que tenía metido en un saco, y que necesitaba su ayuda para enterrarlo, el “amigo” le dijo que no podía ayudarlo que tenía a su niño enfermo y que no podía salir de casa para por si había que ir a urgencias. Muy bien respondió el joven, gracias de todas formas, voy a ver si encuentro alguien que me pueda ayudar. Dio media vuelta y fue a casa del siguiente amigo de su lista, asustado por los golpes en la puerta salió de mal humor a la puerta y le preguntó qué quieres a estas horas, el joven volvió a contar la historia que habían inventado su padre y él y el “amigo” le dijo - pero estás loco yo no voy a ser tu cómplice en un asesinato, vete! vete! yo no he hablado contigo y no sé nada de lo que me has contado… y cerró la puerta tras de sí.

Uno a uno los amigos del joven le fueron poniendo excusas cuando les pidió ayuda hasta que al fin decidió regresar a casa en vista de que ninguno le quería ayudar. Eran las tres de la mañana cuando llegó a su casa, el padre que aún estaba despierto esperando a su hijo le preguntó cómo te fue con tus amigos supongo que te habrán ayudado por eso vienes tan tarde. El hijo sollozando le dijo, - no, padre, no me han ayudado, todos me han puesto excusas…
-No te preocupes, haremos la prueba con mis amigos, ve primero a casa de mi amigo y si no te ayuda ve a casa de mi medio amigo. El muchacho cogió el saco con el cerdo dentro y se dirigió a casa del amigo de su padre, después de llamar varias veces a la puerta nadie salió, no había nadie en la casa así que decidió ir a casa de el

medio amigo de su padre… cuando llamó a la puerta un hombre de unos cincuenta años, aproximadamente, salió a la puerta y alegrándose de ver al hijo de su amigo le dijo que pasara dentro y le contara qué le traía a esas horas a su casa, el muchacho, le contó que había tenido una pelea con un hombre y lo había matado y necesitaba deshacerse del cadáver… el medio amigo de su padre le dijo, - no te preocupes, sígueme, tengo un huerto donde podemos enterrar el cadáver y nadie se enterará de lo que has hecho. Así lo hicieron el hombre mayor ayudó al chico a enterrar el saco con el cerdo dentro sin preguntarle nada ni hacer ningún comentario. Contento el muchacho regresó a casa y le dijo a su padre lo ocurrido y los dos se fueron a dormir. - Mañana le daremos las gracias a mi medio amigo, ahora vámonos a dormir.
A la mañana siguiente los “amigos” del muchacho se llamaron unos a otros contándose lo sucedido la noche anterior, que el joven se había presentado en sus casas con un cadáver y todos asustados decidieron que tenían que denunciarlo… por que era un asesino. Y así lo hicieron. La policía llegó a su casa y lo detuvo por que había matado a un hombre según contaban sus amigos y que todos aseguraban que habían visto el saco con el cadáver. Como cuando lo interrogaron el chico no decía nada, lo encarcelaron a la espera de ser juzgado... solo pensaba en la traición de sus amigos y por fin llegó el día del juicio, por esa fecha el amigo del padre que no estaba en casa la noche en que fue el muchacho a pedirle ayuda había regresado a la ciudad y enterándose de la situación en la que estaba el amigo de su hijo decidió ir al juicio.
Cuando escuchó las acusaciones que hacía el juez sobre el muchacho se levantó y se acercó al juez a quien dijo, - el muchacho es inocente yo maté a ese hombre y lo enterré, él no tiene la culpa de nada. Se produjo un gran alboroto en la sala y en ese momento el padre del joven que también había asistido al juicio se levantó y contó toda al historia a todos los allí presentes…
El chico comprendió las palabras de su padre sobre qué es un amigo y cuan difícil es tenerlos, así que si tienes un cuarto o medio amigo tienes un gran tesoro y debes valorarlo.
Los amigos son como las estrellas aunque a veces no los veas siempre están ahí.