
Él esperaba que la que lo estuviera mirando fuera su amante, pero se equivocó de número y letra y en el amor como en la vida un error de esos hace que todo se vaya al traste, y así fue esa noche para este amante... Podría haberle abierto, cierto, y esperar que mirase los buzones para encontrar a su amada, pero mejor no, un buen amante no olvida donde vive su amada.
Obviamente no le abrí, y se fue, minutos después volvió otra vez, el timbre aulló en la noche y otra vez su cara puesta frente a mi me dejó un tanto descolocado... cuando en psicología se hacen experimentos con animales se tienen como agentes motivadores el alimento o el sexo, en este caso el tipo parecía que venía con falta de lo segundo y con motivación extra...
Al final se fue al cabo de unos minutos mirando sin ver mi cara de sorpresa y asombro ante la desesperación de un ratoncillo buscando ratita.