No fue un sueño

Llevo varios días intentando poner en orden las ideas sobre esta entrada y no encuentro la forma, tal vez, porque no la hay... Así que dejaré la entrada tal y como la escribí sin poder desarrollar ideas, por que desarrollarlas requiere de mi rostro y mis manos, sin ellas y sin él es difícil explicar todo. También porque algunas sensaciones no las sentí nunca más que en este viaje...

Podría solo poner el nombre de Egipto y no seguir escribiendo, todos tenemos una idea de cómo es este país y todos de una forma u otra hemos pensado en conocerlo. Viajar a Egipto era cuando menos un deseo y ahora es una realidad, afortunadamente.

Me quedo con las sensaciones del Nilo, ese río, ese dios, ese camino, por que el Nilo es todo y para todos, solo cuando lo surcas entiendes la importancia que tiene, solo cuando ves sus orillas lujuriosas de vegetación entiendes que los egipcios vean su país como un río. Y no lo entiendan sin el río. Al sur de Asuan cuando nos dirijimos hacía el poblado nubio me quedé maravillado del río.

En cuanto a las pirámides, la primera pregunta es por qué, ya sabes que son tumbas y cuando estás frente a ellas, comprendes que son un anhelo humano, perdurar y estar por siempre, las mandaron construir reyes, los reyes de Egipto, pero vivir eternamente, o mejor, ser recordado eternamente, es un anhelo de todos (o casi) esa era la causa ese era el fin y así sigue siendo. Inmensas inconmensurables durante siglos, aún siguen ahí tranquilas y quietas impertérritas. Bajar por el angosto pasadizo subterráneo, hasta la cámara mortuoria es una sensación de cierto miedo y respeto pero a la vez es una vivencia única, pasar por un hueco con miles de años de historia...

Una frase que se dice de ellas es:
Los humanos temen al tiempo pero el tiempo teme a las pirámides.

La esfinge está custodiando las pirámides, mirando atenta a los millones de humanos que se pararon ante ella admirados... de una piedra en el camino un escultor egipcio creo la belleza y la eternidad de una escultura, es tierna y a la vez misteriosa, su rostro aunque deformado es calmado y bello. Cuando en el espectáculo nocturno mediante efectos especiales la personifican y habla de lo que ha vivido y conocido caes en la cuenta de que estás en un lugar único, un lugar como no hay otro, siglos y siglos de historia están allí frente a los ojos de esa dama.

La capacidad de trabajo del pueblo egipcio, la capacidad para construir y esculpir miles y miles de estatuas, templos y sus trabajos en la piedra... asombroso.

El enojo cuando payasos de todo el mundo pusieron sus nombres junto a los coloridos jeroglíficos egipcios, tan originales frases como fulanito estuvo aquí o la fecha en que el ignorante humilló esa tumba o templo, qué importa que un insignificante palurdo haya estado en esa tumba, ¿qué consigues poniendo tu asqueroso nombre sobre una pared que jamás tu cabeza de chorlito podría imaginar? Te escupiría en la cara.

Las historias de los grandes reyes y reinas, Ramses II, Hatshepsut, Tutmosis III, Akenaton y su esposa Nefertiti, Zoser. Sorprendente y en algunos casos muy actual por las relaciones que tenían entre ellos y sus confabulaciones para lograr poder.

El espolio sufrido por un país que siempre estuvo conquistado por otros.

Egipto... sólo puedes visitarlo para comprenderlo.