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14 de noviembre de 2009

El deseo


El deseo... desear, cada día estoy más convencido de que es el deseo y no otra cosa lo que  mueve el mundo, el deseo, sólo y exclusivamente. Así deseamos una mirada amiga, un abrazo sincero, unas palabras consoladoras, una buena vida, un premio, un amor, un tranquilo adiós, una muerte dulce.

Es un motor gigantesco que se alimenta de varios combustibles cada uno de nosotros pone sus galones para moverlo, pero es la fuerza que nos acompaña (me encanta esta frase).

Desear, si me preguntaran por la palabra que más me gusta en cuanto a su significado, no cabe duda, diría el deseo, nos distingue de otros animales, huye de los instintos básicos, nos aleja del día a día y potencia la imaginación. Mueres cuando olvidas desear algo, mueres cuando no deseas nada aunque sea vivir tal y como vives, pero en el momento en que deseas algo  cualquier cosa o persona o sueño que te gustaría... vuelves a renacer a vivir el corazón la mente los movimientos se ponen al servicio de tu mente que desea.

En la sexualidad durante mucho tiempo se pensó que era un instinto básico que no dependía de condicionantes mentales, había un estímulo y este provocaba una respuesta sexual... hoy día se sabe que no es así, se sabe que en medio del estímulo y la respuesta está el deseo, es necesario desear para que la conducta aparezca, cuando no se desea la conducta puede aparecer pero está adulterada y más en la sexualidad... De esto saben mucho las mujeres y cada vez más los hombres, ellas se mueven por el deseo no responden ante un estímulo sin más, lo procesan y lo filtran por su cerebro si el deseo está presente aparece la conducta, sino está presente el deseo o bien la conducta no se da o bien la conducta es fingida.

Desea, amigo, desea.

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