Buscar este blog

14 de diciembre de 2009

Cartas de la adolescencia

Esto no es un capítulo de cuéntame..

En el verano de 1987 o 1988, visitaron el pueblo dos adolescentes que venían de fuera, los típicos viajes que hacían antes los emigrantes (cada vez menos, por cierto) cuando llegaban los veranos y volvían a sus pueblos de origen con sus coches y sus cosas nuevas traídas de las ciudades grandes. Pues bien llegaron como decía dos chicas que eran  y son primas, a pasar unos días, ahora sé que fueron cuatro días pero juraría que fueron quince o treinta, hasta que supe por ella que fueron cuatro..  yo recordaba muchas cosas, tantas que me parecía que no pudieron pasar en cuatro días.

En fin, que en aquel verano  me enamoré, con quince años, de una de esas chicas.  Me enamoré y mucho  Tenía y tiene los ojos azules el pelo rizado y bueno lo que ocurre a esas edades, era la chica más guapa que había conocido...
En esos años que el botellón no se había inventado y los móviles no eran más que algo futurista, pues las noches de agosto antes de la luna llena ilumine la oscuridad inyectada, los chicos y chicas de esas edades dan paseos por las afueras del pueblo... imaginan qué es el amor y sus corazones laten con tal fuerza que puede escucharse en la madrugada sus latidos de pasión y  deseo por amar, aún cuando no se sabe qué es amar...

Pasados esos cuatro días se marcharon no sin intercambiarnos direcciones y tal vez teléfonos, pero de esto último no me acuerdo... Estuvimos escribiéndonos cartas durante algún tiempo, mucho tiempo diría yo, pero por una u otra razón, dejamos de hacerlo y de saber el uno del otro... una historia que supongo que se ha repetido en vuestras vidas.

Pero claro, la vida tiene preparadas sorpresas, hace algunos días miraba feisbuk, buscando a unos primos que no veo hace tiempo y leí  un nombre sin foto (A.....B......C......) pasé de largo pero, algo me llamó la atención y volví sobre el nombre a releerlo y me dije, este nombre me suena, a pesar de que son apellidos que no tienen así digamos nada de especial, lo leí, una, dos y tres veces, y dije, ostras, este nombre lo he escrito yo, varias veces, y entonces caí en la cuenta, era el nombre de la chica que visitó el verano de 1988 el pueblo... uau, podría ser ella, no podía permanecer quieto (es la peor opción que uno puede tomar, no hacer nada cuando se puede hacer algo...) y decidí enviarle un mensaje.

- Perdona que te moleste pero al leer tu nombre y  tus apellidos me recuerdan a una chica que iba en verano al pueblo, ¿no sé si me conoces? pero si eres A. la chica que recuerdo pues un saludo. 
- Puede ser. De C., verdad??? 
-De A.......... de M...........??? 
- Si, de A................., tú y tu prima ibais al pueblo cuando tenías 15 años? tu prima si no recuerdo mal se llamaba ..............  No sé si eres tú, pero me parece que si, he mirado tu foto y no veo tu cara así es que no sé si eres o no.
- Si, si que soy.

Increíble, pero cierto. 

Allí estaba alguien de quien había estado enamorado hacía mucho tiempo de quien recordaba muchas cosas y también que no le gustaba, jajajaja, por que me dió calabazas, así fue.  Se enamoró de un amigo, al menos eso pensaba yo, por que después de hablar con ella, me ha dicho que no fue así. De todas formas si hubo heridas (algo que no recuerdo) no dejaron cicatrices. Reconozco que ha sido una gratísima sorpresa y alegría encontrarnos, después de tanto tiempo, aunque haya sido en la red.

Ahora estamos en contacto que es lo importante, en una de nuestras conversaciones  me dijo que guardaba las cartas que le enviaba hace tantos años y me hubiera gustado leerlas, pero no las ha encontrado,  una lástima por que poder leer cartas escritas hace tanto tiempo seguro que tendrían el sabor de la sorpresa y la frescura de la juventud, como digo me hubiera gustado que las hubiera encontrado para poder mirarme como si fuera un regreso al pasado, escribiendo esas cosas que se escriben con 15 años...


Desde aquí y tal y como te dije, un abrazo.

1 comentario:

  1. Preciosos recuerdos los de la adolescencia.
    Yo sí que guardo cartas de aquella época y es cierto que alguna vez que las he vuelto a leer me ha gustado la inocencia que se desprendía de ellas.

    Besitos de turrón, querido Gurb.

    ResponderEliminar

¿Qué dice tu corazón?