Encontrando el tiempo perdido

Tengo mucha suerte... a veces no me doy cuenta pero me rodean personas excepcionales.

Esta mañana por cosas de la vida estaba con el ánimo decaído y esta tarde estoy rozando el cielo.

Todo por una llamada, alguien a quien no esperas, alguien en quien piensas pero no quieres molestar, alguien que conectó conmigo desde el primer momento que nos vimos... Ese alguien es uno de esos seres que quieres que te acompañen siempre en tu vida, a quienes debes mimar y cuidar para que no se alejen de ti... Ese alguien me llamó esta tarde.

No lo esperaba, y tenía mis dudas de cómo iría la conversación... después de unos segundos, todo giró, el mundo se puso en movimiento, los colores aparecieron, las mimbres se enredaron para formar los lazos, la risa inundó todo, el agua lo cubrió todo provocando la vida, las dos voces se hicieron armonía, los espejos me trajeron sus recuerdos, los recuerdos se convirtieron en regalos, la música se tornó bella, el pasado se hizo presente, el futuro se urdió conjuntamente, el sol brilló más, la tarde se lleno de arreboles, los pájaros lo celebraron... La amistad... eso fue, la amistad, nada más y nada menos. La dedicación y embrujo de los amigos del pasado, el ser y sentirse dos almas recorriendo el mundo, navegando océanos y encontrándose una y otra vez en el devenir del tiempo.

Para ti y por que antes lo hiciste tú, te dedico unas bellas palabras de Proust:

Pero cuando nada subsiste ya de un pasado antiguo,
cuando han muerto los seres y se han derrumbado las cosas, solos, más
frágiles, más vivos, más inmateriales, más persistentes y más fieles que
nunca, el olor y el sabor perduran mucho más, y recuerdan y aguardan y
esperan sobre las ruinas de todo y soportan sin doblegarse en su impalpable
gotita el edificio enorme del recuerdo.

Los amigos son como las estrellas, aunque algunas veces no los veas siempre están.