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4 de abril de 2010

Tengo sed, me voy

Si has visto la película de Forrest Gump, recordarás que un día Forrest comienza a correr a través del país. Corre de costa a costa, de U.S.A. y luego comienza de nuevo, corriendo sin descanso durante "3 años, 2 meses, 14 días, y 16 horas".

Pues bien, no es mucho, la verdad, encontré una historia en la red que se parece a la carrera sin fin del personaje de ficción, pero esta vez es de un hombre real, un japonés, Shisō Kanaguri...

Este corredor de maratón fue a los juegos olímpicos de Estocolmo, 1912, durante la carrera le entró sed, y abandonó sin decírselo ni a los jueces ni a nadie, cogió un barco y se volvió a Japón.
Durante 50 años Suecia declaró a Shiso como persona desaparecida... Nada se supo de su paradero, hasta que la televisión sueca lo encontró viviendo en Japón tranquilamente, y además habiendo corrido en otros dos juegos olìmpicos más... en 1966 se le propuso terminar la maratón y aceptó, así que el tiempo en la maratón de Shisō Kanaguri fue de 54 años, 8 meses, 6 días, 8 horas, 32 minutos y 20,3 segundos.

En realidad esta historia me gusta por que es tan sencilla y fácil de entender que alguien tenga sed y deje de hacer lo que estaba haciendo que entre la gracia y la sorpresa me identifico con este japonés... ya sé que va en contra del espíritu olímpico y de la superación personal, pero amigo, tener sed... tener sed es muy jodido.

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