La historia de los peces es larga, los encontré en Japón, en uno de mis viajes. Cuando los vi nadando entre las letras y cambiando los colores me parecieron preciosos, no pude por menos que pedirle a su dueño algunos ejemplares para mi blog.
Durante unos días necesitaron aclimatarse, los cambiaba de sitio a diario, los mimaba y alimentaba con esmero hasta que pudieron nadar libremente por el mar de la tranquilidad que hay en la cabecera del blog. Allí están desde hace algunos meses y ahora se han reproducido. Es una suerte. Me gustan estos peces, me acompañan desde casi el inicio de mi blog, así que para mi se han convertido en una seña de identidad.
No les puse nombre, entre otras cosas por que siendo japoneses, no sabía cómo llamarlos.
Durante unos días necesitaron aclimatarse, los cambiaba de sitio a diario, los mimaba y alimentaba con esmero hasta que pudieron nadar libremente por el mar de la tranquilidad que hay en la cabecera del blog. Allí están desde hace algunos meses y ahora se han reproducido. Es una suerte. Me gustan estos peces, me acompañan desde casi el inicio de mi blog, así que para mi se han convertido en una seña de identidad.
No les puse nombre, entre otras cosas por que siendo japoneses, no sabía cómo llamarlos.
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