Esta es una historia bonita de amor, que no fue. (Cualquier parecido con la realidad no es mera coincidencia, se ha cambiado el nombre de los personajes para preservar la identidad de los protagonistas de esta bonita historia).
Durante más de dos años Iam (siempre me gustó este nombre) mantuvo una relación virtual con una chica de la que conocía muy poco, sólo había visto alguna foto suya, conocía su voz, su olor, sus lágrimas y sus risas, también conocía cómo se depilaba, a quien amaba y qué la aterrorizaba. Durante 730 días Iam imaginó el momento de encontrarse con ella, de poder abrazarla de poder mirar a esos ojos que tantas veces había imaginado, durante 1750 horas él sólo pensó en ella, confiaba en vencer los miedos y temores de ella al encuentro que se produciría, confiaba en poder demostrarle el amor había sentido durante más de un millón de minutos confiaba en que un día la tendría entre sus brazos, después de haber esperado infinitos segundos.
Por fin llegó el gran día, él iría a su ciudad, a pesar de que ella le había dicho que no estaba segura de quererlo conocer, de hacer real el amor, él se aventuró una vez allí le dijo dónde estaba haciendo unas compras, ella fue a verlo y cuando llegó lo llamó por teléfono. -Hola, ¿dónde estás? pues no lo sé muy bien, -contestó él-, estoy en una tienda que se llama el encuentro. La conozco, pero no voy a ir a verte. ¿Por qué? sonó la voz desesperada de Iam, vamos, ven a verme conozcámonos, mientras hablaba se dirigía al lugar de entrada de la tienda esperando encontrarla, hablando por el móvil y sintiendo cómo su corazón latía a gran velocidad y con fuerza...
Continuará: Aquí
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