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30 de noviembre de 2009

Ivonne, Ivonne, ven a mi

Querida Ivonne:

El otro día mirando como caía la niebla sobre las luces de la ciudad volviste a mi recuerdo, siempre que la niebla convierte en espectral la luz, creo que es un indicio de que vas a aparecer... no fue así, pero durante largo rato miré a pesar del frío afuera esperándote para abrazarte.

No apareciste pero tengo muchas cosas que contarte.

Hace unos días una amiga me decía que eras la mujer de mis sueños y que eras afortunada por que como te quiero es dificil querer a alguien, se sorprendió cuando le expliqué que somos Quijote y Dulcinea, que somos pensamientos no expresados que somos como el halcón y el lobo, condenados a sabernos pero no encontrarnos, le expliqué que surjiste con el existencialismo adolescente, le conté las cartas que te he escrito, le hablé de como habíamos imaginado nuestros hijos, y qué nombres les pondríamos...

Siempre tuyo.

2 comentarios:

  1. Tú también eres un hombre afortunado.
    A veces lo que no pudo ser, nos da miedo revivirlo y convertirlo en realidad.
    Tú que eres un hombre que te mueves por los deseos, atrévete a cumplir tus sueños, o por lo menos a intentarlo.
    La nostalgia es buena en su justa medida.
    Permíteme estas palabras,en unos pensamientos y sentimientos tan tuyos.
    Un abrazo

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  2. Sigo pensando que Ivonne un día cobrará vida y realizará uno a uno todos y cada uno de los deseos, pensamientos y sueños que tu mente albergó junto a ella.

    Tal vez, como tú dices es mejor que se quede ahí para poder tomarla cada vez que quieras, pero en mi visión romántica del amor yo te veo disfrutando de la vida junto a sus caderas.

    Mil besos, querido Gurb.

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