Una maestra sin pizarra digital

Mucho ha cambiado la educación desde que yo estudiaba, la educación general básica no era tal vez el mejor sistema pero superaba con mucho a los niveles actuales de educación; cuando hablo de educación me refiero a cultivar el conocimiento, al concepto humanista de aprendizaje, teníamos y tenemos una cultura general vasta, tanto que jugar al trivial no suponía ningún problema, nuestros conocimientos abarcaban todos los ámbitos, geografía, matemáticas, cálculo, literatura, anatomía, biología, etc... sabíamos más y conocíamos más... de tal forma que el otro día jugando a un juego sobre preguntas con varias personas de diferentes edades, desde los 15 años de la más pequeña hasta los 70 del mayor, claramente cuando más edad teníamos más conocíamos y sabíamos no había color, entre los participantes había universitarios y alumnos de bachillerato... pero no había color.

Tal vez nos debamos preguntar si la posibilidad de tener a nuestro alcance tanto conocimiento no está convirtiendo en sujetos pasivos a la hora de aprender y conocer, no es necesario saberlo, sólo se precisa saber consultarlo.

Doña Juli fue mi maestra, la recuerdo vestida de negro delgada, con una coleta larga hasta la mitad de la espalda y con un amor por los alumnos una capacidad para enseñar, fuera de lugar, tenía ese don de algunos docentes que consiguen meter la motivación en el cuerpo de sus alumnos, una motivación que en esas edades se convierte en personalidad, y así fue como esa maestra inculcó en mi la motivación por conocer y aprender, algo que hoy es difícil de conseguir con algunos de nuestros alumnos y alumnas.

Aún recuerdo todos los huesos del esqueleto gracias a ella, recuerdo los ríos de mi país, sus afluentes, las cordilleras, etc...

¿Qué hubiera hecho esta maestra con una pizarra digital como recurso? no quiero ni imaginarlo.