Buscar este blog

13 de abril de 2010

Siempre hay algo que comer


Un hombre que paseaba por un campo se encontró con un tigre.

Dio media vuelta y huyó con el tigre pisándole los talones. Al llegar a un precipicio, se agarró a la raíz de una vieja parra y se dejó colgar sobre el abismo. El tigre lo olfateaba desde arriba. Estremeciéndose, el hombre miró hacia el fondo del precipicio, en donde otro tigre esperaba ávido su caída para devorarlo. Sólo la parra lo sostenía.

Dos ratones empezaron entonces a roer la raíz. A su lado, el hombre vio una fresa silvestre de aspecto suculento. Aferrándose a la parra con una mano, pudo alcanzar la fresa con la otra.

¡Qué deliciosa estaba!

2 comentarios:

¿Qué dice tu corazón?